La Unión Europea avanza con paso firme hacia un futuro más sostenible. Entre los objetivos marcados en su ambiciosa Agenda 2030 destaca uno muy concreto: para 2035, menos del 10% de los residuos municipales generados deben acabar en vertedero. Este compromiso no solo busca mejorar los índices de reciclaje, sino transformar radicalmente la manera en que concebimos la gestión de residuos en todo el continente.
Si miramos el panorama europeo, encontramos países que ya están muy cerca de cumplir estas metas. Estados miembros como Alemania, Países Bajos o Austria han apostado desde hace décadas por una combinación de prevención, reciclaje avanzado y valorización energética de residuos no reciclables, consiguiendo tasas de vertido muy por debajo del 10%.
La experiencia europea demuestra que alcanzar estos objetivos es posible, pero exige voluntad política, innovación tecnológica y un cambio profundo en la gestión de los residuos.
En este contexto, España aún tiene camino por recorrer. Actualmente, cerca del 45% de los residuos municipales en nuestro país termina en vertederos, una cifra muy alejada de los objetivos europeos. El desafío no es menor y no se resuelve simplemente aumentando las tasas de reciclaje: también es imprescindible avanzar en la prevención, en una recogida selectiva más eficiente y en abrir el debate sobre una solución todavía pendiente en muchas zonas de España: la valorización energética.
Reciclar y Valorizar: la perfecta pareja
Actualmente existen diferentes tecnologías con unos grados de TRL que aseguran sobradamente su desarrollo, tanto en la parte mecánica, biológica y de valorización.
Esto asegura una posición muy confortable a la hora de diseñar una estrategia global de gestión para cualquier tipo de residuo.
¿Debe ser una solución unicamente mecánica? ¿Debe ser una solución unicamente energética?
Como cualquier decisión, la mejor posición se encuentra en la justa medida entre los opuestos alejados.
Este es el camino, debemos saber analizar la realidad del material (composición, fluctuación durante un periodo anual, cantidad generadad, capacidad de gestión). La realidad del entorno (necesidades de materias primas, recursos energéticos, recursos de espacio)
Y con ello preparar la estrategia, pero siempre pensando a largo plazo. Como es el caso la planta de valorización energética de Zubieta (Gipuzkoa) que representa un ejemplo de éxito. A pesar de la oposición inicial, hoy está ampliamente aceptada por la comunidad y ha permitido cerrar vertederos y reducir la huella ambiental de la región. Eso sí, son proyectos complejos y que requieren consenso político y social, a menudo a lo largo de varias legislaturas.
Microredes energéticas una solución a dos problemas, gestión de residuos e seguridad energética
Al hilo de estos retos que se presentan, el pasado 20 de marzo tuvo lugar el evento Future4Circularity; evento que acoje las personalidades más influyentes y entidades líderes del sector de la gestión de residuos y la economía circular en España. El propósito del encuentro es el de redefinir la forma en que gestionamos los recursos disponibles y cerramos los ciclos productivos de manera eficiente.
Bianna participó en el mismo, donde nuestro CCO, Alberto Hernández Minguito, expuso una idea clave: la valorización energética descentralizada puede ser parte esencial de la solución. Esta estrategia evita el transporte de residuos a larga distancia, convierte los residuos en un recurso local, genera empleo y revierte los beneficios económicos en las propias comunidades.
Superar debates estériles y avanzar hacia soluciones sostenibles, cercanas y eficientes, es imprescindible si queremos cumplir con los compromisos europeos… y, sobre todo, proteger nuestro entorno para las generaciones futuras.
Podéis ver las reflexiones de Alberto y el resto del debate en el vídeo que os dejamos a continuación.